jueves, 18 de junio de 2009

Almeria: Fabrica de castracion

Cercenados en sus genitales fueron populares en muchas culturas y lograron incluso poder político luego de lograr ser los favoritos.

De raíz y de manera cruenta, miles de hombres perdieron la vida ante la castración total. Les llamaban eunucos y fueron populares en varias culturas. Los Imperios Babilonio, Chino, Árabe y Turco se sirvieron de ellos y ellos cambiaron sus genitales por poder.

Tenían un sentido preciso, cuidar el harem de hombres más ricos del país. Y muchas veces prestaban servicios de cama también a sus dueños. Así escalaron posiciones y se convirtieron muchas veces en personeros influyentes sobre todo en el ámbito político. Algunos incluso tomaron decisiones de Estado.

Pese a su poder dentro de los círculos eran temidos y hasta odiados en los espacios más populares. Se miraba con recelo, se decía que no era ni hombre ni mujer. Y es que de alguna manera el eunuco era un género nuevo al servicio de los más poderosos.

Uno de los eunucos más influyentes de la historia fue Bagoa, joven que cautivó con su belleza al conquistador Alejandro Magno y que marcó muchas decisiones del líder.

Eunucos en China
En China los eunucos lograron su máximo poderío en la Dinastía Ming, eran empleados en el Palacio Imperial, donde se encontraban las 1900 concubinas de Emperador. Allí se necesitaba de sus servicios y castrarlos era garantía de que ninguna de las mujeres del harem caería en tentación.

Muchos de ellos provenían originalmente de las castas más bajas, donde tras algunos delitos eran condenados a servir para siempre. Pero con el tiempo, al aumentar el tamaño del Estado se tuvo que buscar y aceptar nuevos candidatos de diferente procedencia.

Entrar al Palacio Imperial podía ser la diferencia entre riqueza y miseria y muchos se castraron voluntariamente para ofrecerse a las autoridades. Incluso en las aldeas practicaban la automutilación con la esperanza de alcanzar una mejor posición social y económica.

Esta operación rudimentaria era realizada por un barbero quien tras acomodar los genitales preguntaba tres veces si estaban seguros. Luego de escuchar las tres afirmaciones cortaba el pene de raíz.

Tras la cercenación era necesario poner una cuña de cobre en el lugar de la uretra para lograr un conducto para la orina. Si en unos días no se lograba aquello, el hombre se disponía a morir lenta y dolorosamente. Era común que los eunucos olíeran a orina precisamente porque la rudimentaria forma de mutilarlos no les dejaba un sistema correcto de evacuación.

Los despojos genitales eran importantes ya que a veces eran reclamados por quien fuera su propietario. Cuando no eran pedidos el barbero los guardaba anotando el nombre del dueño y la fecha en que habían sido arrancados. Esto era por una vieja costumbre que obligaba a aquellos que lograban entrar al Palacio Real y ascendían, enseñar en un rito los restos de lo que fueron sus genitales. Aquellos que no habían vuelto por sus genitales podían acceder a ellos pagando un alto precio por ellos.


Eunucos por el mundo
Se dice que cuando los barcos pasaban por Almería, en la costa sur de España, los tripulantes lograban orientarse gracias a los gritos que provenían de la costa. Los judíos Adanitas eran famosos por fabricar eunucos y los alaridos provenían de hombres que acababan de castrar y que enterraba en la arena hasta el cuello para que las hemorragias pararan y herida cicatrizara antes.


En Turquía los eunucos eran muy demandados ya que se dedicaban profesores de la servidumbre real y de las mujeres del harén, así como también eran confidentes del sultán y con poder para influir en sus decisiones. Los eunucos negros sustituyeron con el tiempo a los blancos, por pensar que no eran atractivos a las mujeres y eran perfectos guardianes de las mujeres.

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